Seguramente influye que estoy especialmente atenta al tema (sí, lo admito, estoy haciéndome una lista en Twitter). Pero más bien pienso que es al contrario. Estamos presenciando una adolescencia tardía del tejido empresarial español. Y nos tiene el afán por la internacionalización en plena efervescencia.
Fuente: Homo Sapiens - Esquire Latinoamérica |
Y es que a su mercado doméstico le iba bien. Crecía, enredado con sus ladrillos y sus cosas. Salía lo justo y necesario, como un adulto prematuro. Entramos en Europa, unificamos moneda... Pero había demanda interna suficiente y no hacía falta irse muy lejos para encontrar clientes. Algunas empresas realizaban intercambios comerciales con otros países, pero en general estábamos "apalancados". Y aún hoy, nos mantenemos lejos de los niveles exportadores que manejan nuestros “compis” del Eurogrupo.
Llegó la crisis (la de madurez y la otra). Y con ella, un conjunto de factores que nos han agitado hasta lanzarnos a dar el salto al exterior. Principalmente, destacaría tres:
- El mercado doméstico ya no es tan fácil ni tan cómodo.
- Al recortar gastos y optimizar procesos, la empresa se vuelve más competitiva a nivel internacional.
- Cada vez hay más profesionales con idiomas y experiencias interculturales que piensan en global.
Este gráfico extraído de Estacom (ICEX), muestra que en los últimos tres años, la distancia entre ambas se ha reducido en 7.000 empresas. Parece que las líneas tienden a converger. No está mal teniendo en cuenta nuestro tradicional déficit comercial. Aun habiendo muchos casos en que se trate sólo de exportaciones puntuales, parece que estamos haciendo los "deberes".
Pero todavía somos inmaduros en comparación con la competencia internacional. Como un cuarentón que pretendiera quemar la noche al mismo ritmo que los chavales en vías de desarrollo (con todos mis respetos para los juerguistas crónicos). Ambos tienden a actuar de forma impulsiva, movidos por las ganas de vender. Pero las nuevas generaciones tienen más aguante y posiblemente son más competitivos que nuestros productos. Incluso los de nuestra edad, nuestros colegas europeos de siempre, ya tienen su know-how aprendido y también nos sacan ventaja. De hecho, no paran de regañarnos por nuestra mala gestión.
Por eso, aunque es lógico que ahora nos lancemos a por los mercados globales, deberíamos madurar nuestras estrategias primero. Hay que salir, pero con cabeza, porque la internacionalización es un proceso complejo y caro. Que la economía no está para muchos trotes y ya no nos recuperamos como antes.
Y tampoco es cosa de una sola noche. Al contrario. Si queremos alcanzar un cierto equilibrio comercial, es imprescindible mantener la actividad exportadora en el tiempo. Necesitamos evolucionar, cambiar de mentalidad y trabajar sobre un plan sólido y sostenible. Además, ahora tenemos tecnologías que nos facilitan bastante implantar esos procesos internacionales que no aprendimos en su momento.
Porque puede que exportar no sea la solución definitiva para nuestros problemas económicos. Pero al menos, será un buen paliativo para la resaca.
¡Bravo!, Mª José. tu post me ha encantado. Te animo a que continúes en esa línea. Muchas gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti Pedro. ¡Me alegro que te haya gustado!
ResponderEliminarHola María José,
ResponderEliminarSumo a la de Pedro mi felicitación. Efectivamente como en tantos otros aspectos lo de la exportación lo hemos empezado tarde, y en muchos aspectos, mal.
Aprovecho para invitarte a conocer mi blog sobre esta misma temática: www.exportadordigital.com
Saludos cordiales
Gracias Carlos.
EliminarYa conocía tu blog ;). ¡Muy interesante!. Ya me he suscrito, que no lo había hecho aún.
¡Saludos!
Mj